Septiembre. Ese mes que todos creemos que vamos a comenzar despacito, con orden, con calma… y de repente ¡zas! Estamos en plena tormenta de actividades, correos, mochilas, eventos, entrenamientos, reuniones, ¡todo a la vez! No sé si también os ha pasado, pero para mí este mes ha sido exactamente eso: un torbellino. Uno precioso, eso sí.
Este año, la vuelta al cole vino con una intensidad muy especial, pero también con una energía que me tiene feliz y agradecida. Han pasado un montón de cosas bonitas y muy potentes que me encantaría compartir con vosotros.
Tuve el honor de participar en el Women’s Health Live, dando una clase para 500 mujeres increíbles nada más y nada menos que en el Palacio de Cibeles de Madrid, en una galería preciosa. La energía que se respiraba era mágica, de esas que te recorren la piel y se te quedan dentro por días.
También viví una experiencia preciosa con Under Armour, en una sesión centrada en el bienestar y el emprendimiento, hablando sobre algo tan necesario como los distintos tipos de sujetadores deportivos según el entrenamiento. (Sí, amiga, no es lo mismo uno para yoga que para correr.
Si no lo sabías… ya estás tardando en probarlo).
Y como guinda, se publicaron las fotos y la entrevista para Glamour, donde recibí el premio a Mejor Creadora de Contenido con Propósito.
Aún me cuesta creerlo. Fue un momento muy emocionante, que celebro con el corazón lleno y que me recuerda que este camino tiene sentido. Mirad la entrevista más bonita y completa que me publicaron, creo que ha sido la más sincera de mi vida si tenéis un momento para leerla me podréis conocer mejor.
Pero además de todo eso, también he estado haciendo muchas cosas que no siempre comparto en redes, pero que me llenan a nivel profesional: formaciones, talleres y charlas para empresas sobre mindfulness, gestión del estrés, liderazgo consciente… Por cierto, si trabajas en una empresa donde crees que puedo sumar, aquí te dejo el enlace para colaborar conmigo.
Y entre todo este movimiento, me he dado cuenta de algo muy importante: antes, un mes como este me habría dejado agotada. Ahora, lo vivo con otra mirada. Después de la maternidad y de un periodo donde bajé mucho el ritmo de trabajo, esta vuelta ha sido diferente. He conectado con el propósito, con el por qué hago lo que hago. He aprendido a agradecer lo que viene, incluso cuando viene rápido y en cantidad.
Porque sí, la vuelta al cole puede costar. Pero si nos tomamos un momento para conectar con nuestro “para qué”, todo cambia. Ya sea porque queremos crecer profesionalmente, porque queremos aportar a los demás, o simplemente porque queremos sostener a nuestras familias desde el amor y el esfuerzo… cuando conectamos con eso, con nuestro propósito auténtico, lo hacemos todo con más gusto, más conciencia y más alegría.
“El propósito es el motor que nos levanta cada día con sentido. Cuando lo encontramos, todo se vuelve más claro y más ligero.”
La resiliencia: ese músculo que también se entrena
Este mes ha sido un ejemplo perfecto de algo que hablamos mucho en Mindfulness: la resiliencia. La capacidad de adaptarnos, de sostenernos cuando la vida se pone intensa, de encontrar calma en medio del ruido. Y esa resiliencia se apoya en tres pilares que me han acompañado muy de cerca:
El propósito y el compromiso
Saber por qué y para qué hacemos lo que hacemos. Conectar con nuestros valores, con lo que queremos aportar, con lo que de verdad nos llena.
“Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.” – Viktor Frankl
El foco en lo que sí podemos controlar
Porque no podemos controlar todo, pero sí podemos elegir cómo respondemos, cómo nos cuidamos, cómo respiramos en medio del caos.
“La libertad última del ser humano es elegir su actitud ante cualquier circunstancia.” – Viktor Frankl
La flexibilidad y la apertura al cambio
Adaptarnos, fluir, dejar de luchar contra la marea y aprender a navegarla. Porque cuanto más rígidos somos, más fácil es que nos rompamos.
*“El bambú que se dobla es más fuerte que el roble que resiste.” – Proverbio japonés
Estos tres factores son clave para sostenernos cuando la agenda se llena, cuando los retos crecen y cuando la vida no va exactamente como la planeamos.
Agradecer lo que tenemos, incluso cuando va deprisa
Este mes no ha sido “perfecto”, ha sido real. Ha habido cansancio, adaptación, prisas. Pero sobre todo ha habido un profundo agradecimiento. Agradecimiento por tener trabajo, por sentirme útil, por compartir con otras mujeres, por estar en movimiento otra vez. Y cuando vives desde ahí, desde ese propósito, todo se siente diferente.
Gracias por acompañarme en este mes tan intenso como bonito. Espero que este post te inspire a reconectar con tu propio “para qué”, y a recordarte que, incluso en medio del caos, puedes volver a ti, respirar… y seguir.
Con todo mi cariño,
Paula